Información del producto
Cuando en Febrero de 1966 Emprendí mi Primer Viaje a China Con mi Esposa y Dos Hijos de Nueve y Tres Años de Edad Fue Como si Tuviera la Certidumbre de Haber Sido Designado Mediante un Guiño Del Zodíaco Entre Los Millones de Colombianos Para Vivir Allí Largo Tiempo e Intentar Penetrar en su Forma de Ser Sentir y Pensar. Del País no Sabía Casi Nada Aparte de Que Allí a Fin de Atajar la Invasión de Los Mongoles se Había Construido Una Muralla de Seis Mil Kilómetros y Que Mao Zedong Para Salvarse de su Eterno Enemigo Chiang Kai-Shek Había Protagonizado la Hazaña de Trasladarse a la Cabeza de Una Multitudinaria Hueste de Lumpen-Guerrilleros Desde el Sur de Ese Inmenso Territorio Hasta el Extremo Noroeste en Una Gran Marcha Que Duró Dos Años. Cada Subida a Uno de Los Tres Jet Que en Una Travesía de Dos Semanas Con Escalas en México Vancouver Tokio y Hong Kong (Treinta y Cinco Horas de Vuelo Físico) Nos Condujeron a Nuestro Destino Final Pekín Fue Como si Abordáramos Una Nave Espacial Tal Era la Dimensión de Ese Viaje a lo Desconocido. Íbamos a Trabajar al Instituto de Relaciones Internacionales de Pekín mi Mujer Como Docente de Español y yo Como Escritor de Textos de Enseñanza y Hasta Quince Días Después de Nuestra Llegada no Sabíamos Cuánto Ganaríamos Dónde Viviríamos ni en Qué Idioma Estudiarían Nuestros Hijos. ISBN: 9789587146127